Sofía, la veterinaria que protege la fauna de Parque Patagonia
Con una vida dedicada a la veterinaria y a la conservación, Sofía Ocampo cuenta cómo su amor por los animales la llevó desde su hogar en Chilecito hasta los vastos paisajes de Parque Patagonia
«Desde que tengo memoria quise ser veterinaria» cuenta Sofía Ocampo. Nació en la ciudad de Córdoba y se crió en Chilecito, La Rioja. Siempre sintió una conexión profunda con la fauna. Su hogar riojano estaba lleno de vida: gatos, perros, cabras y gallinas despertaron en ella una curiosidad y amor profundos por el bienestar animal.
Estudió en la Universidad Nacional de La Rioja, donde obtuvo «una formación académica excepcional» de la mano de grandes profesionales. Durante sus estudios universitarios trabajó en una veterinaria de animales domésticos de su pueblo: «Los fines de semana me iba para la vete a aprender y ayudar en lo que podía». Esta experiencia temprana le mostró que su verdadera pasión estaba en el trabajo con fauna silvestre.
Captura de Chinchillón Anaranjado en el Cañadón Caracoles – Fotografía: Horacio Barbieri
Su aventura en el sur comenzó en marzo de 2023: «Llegué como voluntaria, con muchas ganas de conocer el trabajo de Rewilding Argentina y sus proyectos, sin grandes expectativas de quedarme a trabajar acá, pero se fue dando, me enamoré de lo que se hacía acá y también del lugar. La oportunidad de contribuir a la conservación y de crecer tanto en lo profesional como en lo personal sumaron a la decisión de quedarme».
Sofía cuenta que nunca olvidará el primer día de trabajo en Parque Patagonia. «¡Caminamos mucho, más de 20 kilómetros, que era una locura para mí! Fuimos a monitorear a los chinchis (chinchillones anaranjados) en los paredones. Verlos saltar entre las grietas de un lado para otro y aprender sobre telemetría —una técnica para ubicar animales usando señal de radio— fue una experiencia que compensó ampliamente la caminata. Sofía revive la anécdota entre risas y remarca: «Fue una primera jornada inolvidable».
Captura de puma hembra en el Portal Cañadón Pintura del Parque Patagonia Argentina – Fotografía: Franco Bucci
Como veterinaria del proyecto, sus responsabilidades incluyen monitorear las capturas de animales silvestres, verificar su salud y supervisar los procedimientos de anestesia. Trabaja con pumas, guanacos, huemules, chinchillones, coipos, choiques, pequeños felinos y gallinetas chicas. «Cada movida es un desafío, así que nos aseguramos de trabajar con protocolos seguros».
Comenzó realizando capturas de animales para colocarles collares de monitoreo y así juntar datos e información de las especies autóctonas. Actualmente, está involucrada en la captura y translocación de individuos —llevar individuos de un lugar «fuente» a un lugar de destino—, como fue el caso del reciente traslado de un grupo de guanacos desde Santa Cruz hasta La Pampa.
Para realizar las capturas es necesario minimizar los riesgos al máximo. Entre ellos, la elección del momento del año: «El cambio de la temperatura del ambiente es importante y por eso realizamos las translocaciones en las fechas más seguras y convenientes según cada especie».
Captura de puma macho en el Portal Cañadón Pintura del Parque Patagonia Argentina – Fotografía: Franco Bucci
Todos en el equipo tienen una especie preferida. En el caso de Sofía son dos: el chinchillón y el puma. «Los chinchis son un desafío personal, nunca había trabajado con roedores, y ahora es la especie con la que más trabajo. Su agilidad es admirable». Y respecto del puma: «anestesiar a un animal tan grande, un felino que impone respeto, genera una adrenalina que disfruto; son esas oportunidades que te enseñan que es un privilegio ser parte».
Mirando al futuro, su meta es seguir perfeccionándose. «En lo profesional, estoy cursando un diplomado en anestesia y estudiando mucho sobre las especies con las que trabajamos. En lo personal, vivir en un lugar tan grande y bello te da la posibilidad de salir a explorar y no aburrirte nunca. Y el clima impredecible me hizo experta en la cocina, especialmente budines y cosas dulces», se ríe.
Para aquellos jóvenes interesados en una carrera en veterinaria y conservación, su consejo es claro: «Realizar prácticas, pasantías y voluntariados son experiencias muy enriquecedoras. Llevan su tiempo y energía, pero valen la pena».
Mientras el sol vuelve a caer tras los imponentes cerros y morenas del Parque, Sofía reflexiona sobre su camino recorrido y todo lo que aún le espera. Su dedicación y pasión por la conservación de la fauna silvestre son un testimonio vivo de cómo los sueños de la infancia pueden transformarse en una carrera llena de propósito y significado.